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Clima Laboral, Comunicación Interna

Cecilia Gutiérrez, Jefa Unidad Desarrollo Organizacional.

Con frecuencia escuchamos frases como: “debes ser responsable”,  “eres el responsable de tu cuidado”, «Es tu responsabilidad», afirmaciones que hoy, a semanas de haber salido de cuarentena, cobran aún más sentido.

De manera muy genérica podríamos decir que la persona responsable se hace cargo de las consecuencias de sus actos y que el responsable lo es, en primer lugar, de su propia vida. La RAE particularmente la define como “la capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente”.

De manera más específica, podríamos hablar de responsabilidad ética, moral y legal. La responsabilidad ética alude al cumplimiento de acuerdos sobre lo que debiera ser una conducta idónea y respetuosa en un ámbito o profesión. La responsabilidad moral habla de la capacidad y la obligación que tenemos todos en responder plenamente por los actos realizados, siempre que sea una conducta libre y consciente, mientras que la responsabilidad legal surge como respuesta a las leyes y nuestra conducta como ciudadanos.

Así, ser responsable me revela que “existen los otros” y “estoy en el mundo con otros”. De la relación con otros es que se generan lazos, compromisos, deberes y obligaciones.

Somos responsables con nosotros mismos y con la sociedad, así como con la humanidad y la naturaleza. Somos responsables de nuestros propios actos y tenemos que dar respuesta por lo que hacemos, lo que involucra las intenciones que nos impulsaron a actuar. También somos responsables de nuestras palabras, omisiones, errores, esfuerzos e ideas. Sin embargo, no somos responsables de los actos de otros, sus intenciones, deseos y razones. Tampoco somos responsables de las palabras de otros, omisiones, errores, esfuerzos e ideas. Por lo mismo, no puedo condicionar mi conducta a la conducta del otro. Ser responsable es una elección personal y desde esa perspectiva cuidarnos, cuidar a la familia y cuidar a la comunidad, es una elección e implica responsabilidad.

En este periodo que vivimos en fase 2 y con grandes desafíos como país, es crucial ser responsables y elegir acciones vinculadas a la prevención y el autocuidado. Estamos llamados a manifestar una conducta segura, preventiva, diligente, comprometida y proactiva en el cuidado personal y colectivo. Decir que no cuando es necesario, aceptar los errores y sus consecuencias, cuidar del ambiente, mantener el orden y limpieza, pero por sobre todo actuar con excelencia por sobre la exigencia.

La persona que se orienta sólo por la exigencia se orienta sólo al hacer y a buscar resultados y el logro de metas, con dificultad para separar “lo que soy” de “lo que hago”. Por lo mismo, cuando algo no resulta, lo viven como un fracaso y asumen la crítica como personal. La persona que se orienta a la excelencia se centra además en el proceso, buscando aprender, crear y disfrutar. Actuar con excelencia “saca lo mejor de nosotros mismos y de los demás” y esta conducta se elige y es personal e intransferible, como su mascarilla.